Nuestra historia

Nuestro camino en la apicultura comenzó en 1996, en Leandro N. Alem, Buenos Aires, cuando Pablo dio sus primeros pasos con apenas cuatro colmenas. Con la experiencia adquirida en su juventud entre tareas de apicultura y carpintería, inició un sueño que, con dedicación y esfuerzo, fue tomando forma.

En el año 2000, ese proyecto se expandió hacia la provincia de Córdoba, trasladando las colmenas en un colectivo escolar adaptado. Aquellos viajes marcaron el inicio de un crecimiento sostenido que, con el tiempo, transformó la actividad artesanal en una empresa familiar en pleno desarrollo.

Hoy, sus hijos continúan con la misma pasión y compromiso de su padre, consolidando una organización que combina tradición con innovación. Lo que alguna vez se realizó de manera manual y con recursos limitados, hoy cuenta con modernas herramientas, camiones propios, una sala de extracción equipada y la infraestructura necesaria para garantizar calidad, eficiencia y cuidado en cada etapa del proceso.

Más que una empresa, somos una familia dedicada a la apicultura, orgullosa de ofrecer miel pura y natural: el fruto del esfuerzo y la unión de varias generaciones.